Buscador de esenicas, edgardo nos sigue mostrando un mundo de posibles esperanzas y desasosiegos, donde, más allá, de la masa de los cuerpos que respiran, se halla la realidad de un mundo impalpable, mundo de ambiguedades, en el que ha retrocedido la tranquilidad para dar lugar a un mundo íntimo y perturbador. Edgardo parece haberse encomendado la tarea de ser un "cerrajero" donde símbolos, colores y posturas, nos muestran una posible y latente decantación de la materia: un posible despararecer se entreve y se va fijando en la serie de sus pinturas.
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Buscador de esenicas, edgardo nos sigue mostrando un mundo de posibles esperanzas y desasosiegos, donde, más allá, de la masa de los cuerpos que respiran, se halla la realidad de un mundo impalpable, mundo de ambiguedades, en el que ha retrocedido la tranquilidad para dar lugar a un mundo íntimo y perturbador. Edgardo parece haberse encomendado la tarea de ser un "cerrajero" donde símbolos, colores y posturas, nos muestran una posible y latente decantación de la materia: un posible despararecer se entreve y se va fijando en la serie de sus pinturas.
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