lunes, 2 de febrero de 2009

"YO PREGUNTO A LOS PRESENTES..."

Preguntas y criterios para evaluar una política pública cultural.
Preguntas y criterios para evaluar una política pública cultural

''Para el gobierno el pensamiento es un concepto sin valor, despreciable y peligroso, que debe convertirse simplemente en mercancía. El arte y la cultura, si no rinden utilidades, deben eliminarse”... (Sub comandante Marcos).


1) Me gustaría referirme a los criterios que tenemos para analizar una política pública llevada adelante por un gobierno y específicamente hacer un ejercicio en el cual puedan, queridos lectores, utilizarlo para evaluar la política pública cultural llevada adelante por este municipio.

La pertinencia de este análisis es necesaria porque estamos en tiempos en que los diferentes líderes políticos intentan evaluar las gestiones de gobierno (a nivel departamental o nacional). Muchas veces, los criterios que se utilizan no son claros y se termina, desde el punto de vista periodístico, pasándole la mano al político sin hacer preguntas relevantes que permitan que la ciudadanía tenga herramientas para evaluar una política pública exitosa o que disfrute del fracaso.

El ejercicio que haremos ayudará a descubrir mejores preguntas por parte del periodismo y conquistar mejores respuestas de los políticos.

2) Sobre el presupuesto de la Dirección de cultura: ¿Cómo se reparte? ¿Hacia dónde está orientado? ¿A qué se le da prioridad? ¿Cuánto es el presupuesto? ¿Qué criterios se utilizan para la distribución del gasto? ¿Cuánto se gastó? ¿Cuánto gasto ocupa la burocracia?

¿Cómo ha sido el relacionamiento entre la Dirección de Cultura de la IMRN (Intendencia Municipal de Río Negro) y la Dirección Nacional de Cultura? ¿Qué concepción de cultura se tiene en el departamento? ¿Qué lugar ocupa la cultura en el desarrollo del departamento? ¿Qué lugar ocupa el carnaval en la cultura de este gobierno municipal? ¿Qué lugar ocupan las murgas, el candombe, el jazz, la comparsa de música brasilera, los artistas populares, los escritores, las bibliotecas, el cine, el teatro, los museos, los artistas plásticos; etc.? ¿Existe elaboración, planificación y evaluación de la política pública cultural de este municipio? ¿Puede existir una buena gestión sin estas exigencias?

Una planificación puede implicar estudios organizados desde y hacia las instituciones barriales, logrando demandas culturales reales, rescatando todos los movimientos independientes (comparsas, murgas, artistas, etc.) y su consecuente documentación (estudios micro-socio-culturales de impacto en los barrios, documentales, entrevistas, publicaciones, creación de medios independientes como las radios comunitarias, etc.).

3) Las políticas públicas, por lo general, son respuestas del sistema político inducidas por su medio ambiente. Las demandas deben ser transformadas en decisiones.

Entonces un sistema político tiene que tener las orejas bien limpias y los ojos grandes para escuchar al pueblo y para percibir los problemas que tiene. Dependerá del color del gobierno cuáles problemas serán importantes y cuáles no.

Es necesario que se haga algún pedido de informes a la Dirección de Cultura por parte de algún edil de la Junta Departamental. Hecho que no ha existido hasta el momento (tal vez, nunca en la historia de la política departamental hubo un pedido de informes a este organismo), lo cual refleja la poca importancia que el sistema político percibe en los problemas culturales del departamento. Son los movimientos sociales o culturales los que demandan por lo general respuestas a estas interrogantes.

Recuerden, en este sentido, la frase “es más importante tapar un pozo de la calle que resolver los problemas culturales”. Recuerden también la visión que se tuvo para evaluar la política cultural por parte del intendente en el foro público, desarrollado el año pasado, donde la cultura es sinónimo de espectáculo.

4) De hecho, para esta gestión municipal el espectáculo “Yo canto” representa uno de sus grandes logros. Este espectáculo (sinónimo de cultura en nuestro departamento) desarrolló una estrategia comunicativa y de gasto en la promoción del producto que generó en la opinión pública una evaluación exitosa de la gestión.

El criterio del éxito es muchas veces una buena comunicación aunque la gestión, en otros sentidos, haya resultado un fracaso; también puede ocurrir lo contrario, es decir, que sin una buena comunicación y con una gestión exitosa, la evaluación puede haber sido un fracaso. Depende de los criterios, pero también de la comunicación, el éxito o fracaso de una política pública.

5) Muchos jóvenes no encuentran en los partidos políticos, a nivel departamental, una identificación que les permita acercarse, militar y participar, porque han cambiado las maneras en que los jóvenes se relacionan con la política, y para la salud de los partidos políticos, se deben ensanchar los espacios de participación de la sociedad civil sin temor a perder su poder. Este tendrá que ser un tema de debate permanente para los próximos años en nuestro departamento, de lo contrario, sería bueno para su potencia incorporar algunas demandas sociales y culturales novedosas a sus programas de gobierno.

Si el sistema político no escucha y no comprende esas demandas, estamos hablando de algunos problemas de representatividad, fenómeno que se soluciona con una mayor participación de la sociedad civil con el objetivo de abordar los problemas culturales con mayor creatividad, con más de una visón sobre el tema, tratando de complementarse en el trabajo, rompiendo con una de las características sociales y culturales por excelencia del Uruguay que es la pasividad de la sociedad civil y la “razón arrogante” .

Algunos gestores culturales señalan que toda gestión debe analizarse desde tres puntos de vista:

A.1) El primero consiste en la orientación que se le otorga al gasto (El país digital, sábado 6 de septiembre de 2008. Informe: “La esquina cultural”)

En este sentido yo pregunto a los presentes por qué no se le dio dinero para la amplificación al espectáculo “La cueva en vivo” (2008) y sí se le dio a otros eventos.
¿Por qué se están privatizando las actividades populares, la cultura popular del departamento y se la está dejando a una lógica empresarial donde importan los resultados económicos que da el carnaval y no la experiencia artística en sí? El carnaval debería ser más valorado por la Intendencia, sabiendo que estamos en un departamento donde se producen las mejores murgas del interior y donde son alrededor de 3000 personas las que mueve un concurso de murgas en una final. Básicamente, ¿hacia qué sector cultural está dirigido el gasto?

A.2) Otro criterio es la territorialización de la cultura, ¿debe ceñirse a espacios determinados, es decir, centrarla en cierta geografía o debe descentralizarse a todos los barrios? Algo que debe hacerse con los espectáculos es descentralizarlos del Teatro de Verano y llevarlos a otros lugares, a los barrios, integrando socialmente y culturalmente, recuperando el espacio público, recuperar las plazas públicas, los clubes deportivos y sociales, etc., como lugares de encuentro y convivencia.

Esto es fundamental para organizar políticamente la comunidad: la recuperación de su sentido. Gobernar y combatir el miedo, la inseguridad y la desconfianza entre los vecinos que nos dejó la dictadura y nos deja la subjetividad capitalista neoliberal al encerrarnos en nuestras casas o en nuestros monitores.

Hacernos más solidarios, compartir, enredarse, comunicarse. Los problemas culturales explican los temas que hoy están en la agenda de los medios de comunicación locales: inseguridad pública, problemas con el consumo excesivo de drogas, problemas en el tránsito, etc.

Un ejemplo a discutir y tratar de rescatar es el tablado de barrio, mejorarlo estructuralmente, organizar los movimientos con los vecinos y brindar espectáculos, que en vez de tender a la desaparición, se vean incrementados en su calidad.

Otro ejemplo, el hecho que protesten contra el “ruido” que provoca una cuerda de tambores (Shangó) en una plaza pública del barrio J3, tiene mucho que ver con nuestra convivencia cultural.

Es responsabilidad de la política-cultural de varias gestiones anteriores el hecho de que se considere “ruido” a la música de una cuerda de tambores. La exclusión y estigmatización que han sufrido este tipo de movidas artísticas juveniles en barrios de Fray Bentos implica que los jóvenes también se vayan de Fray Bentos y no quieran saber de nada con un posible regreso.

B) El segundo criterio de evaluación apunta a la eficacia de la gestión: logros obtenidos en correspondencia a las promesas. (El país digital, sábado 6 de septiembre de 2008, Informe: “La esquina cultural”).

C) El tercer criterio reside en la importancia de la cuantificación de la gestión, es decir, de la construcción de indicadores que permitan analizar, evaluar y mejorar lo que se ha hecho. Los criterios cuantitativos suelen complementarse con análisis cualitativos para construir una estimación más afinada de la gestión. Un ejemplo puede ser el número de participantes, dato cuantitativo, y su grado de satisfacción o recuerdo de la actividad que se trate, que es un dato cualitativo. (El país digital, sábado 6 de septiembre de 2008, Informe: “La esquina cultural”)

Finalmente quería terminar con unas palabras de Hugo Achurar*, ya que posiblemente los comentarios a este artículo vayan en este sentido, la definición de cultura: “
lamentablemente, no existe, no ha sido inventado todavía un “cultómetro” para que los individuos o las sociedades se apliquen y midan científicamente cuán cultos son, la cultura no se mide. Tan culto es quien no ha leído un libro en toda su vida, quien no sabe quién es Joaquín Torres García, quien no ha asistido nunca a un recital de La Vela Puerca como aquel que lee libros todo el tiempo, escucha música clásica o es miembro de una cuerda de tambores. La cultura es otra cosa…
Entonces, se me dirá, ¿cuál es la diferencia entre una persona culta y un ignorante o acaso no hay? La diferencia entre cultura e instrucción o entre cultura e ignorancia no es posible establecerla entre culturas diferentes. Toda persona puede ser “culta” en el sentido de conocedora o instruida en un determinado universo cultural y a la vez ser profunda y totalmente ignorante en otro
”.

*Director Nacional de Cultura.

Matías Miñan.
Foto: Arturzico.

Matías Miñán
Foto:Arthurzico

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante ¿Es un consejo dirigido hacia la gente o hacia la Dirección de Cultura? ¿Es una propuesta de acción o es un consejo? Lo que me gusta es que es un tema que ,como muchos, se da por sentado, que generalmente no se discute, porque la Institución está pintadísima en creatividad y se ha cristalizado en su función y en su existencia como algo accesorio. Es un tema muy salado para discutir.

Saludos

Anónimo dijo...

Es un artículo que pretende provocar la discusión sobre los problemas culturales del dpto, la concepción de cultura que se tiene, el lugar de la institución y su organización, la herramienta política pública para la: planificación elaboración y evaluación, el lugar del conocimiento científico en su elaboración. La satisfacción de ciertas necesidades espirituales del departamento pasan por una mayor disposición hacia la crítica constructiva y a la elaboración de propuestas que el sistema politico debería de escuchar y articular.
Está dirigido a todos los involucrados en estos problemas que vean en su solución un mundo más complejo, mas vivo y placentero.
Matías.

Anónimo dijo...

Al estudiar la industria que genera la cultura,afirmaba T. Adorno, y de la comunicación logramos analizar la infraestructura de la ideología, sus bases materiales.
¿En Río Negro esto podría hacerse?

Anónimo dijo...

Un muy buen disparador de temas. En particular la última parte sobre criterios de evaluación y eficacia demasiado bueno como para que un político lo tome. Los políticos (soy autocrítico e incluyo a los que voté y pienso volver a votar) no aceptan otro baremo de juzgamiento que las elecciones, con lo cual difícilmente acepten indicadores y demás.

Un tema, que no es el eje del planteo pero que se reitera, es la reiteración de la dupla "carnaval murga" como elementos que se reiteran como prioridades en más de una agenda cultural. Quisiera decir varias cosas. Primero que son expresiones claramente montevideanas, fundamentalmente el candombe -sólo en Montevideo existieron un número de esclavos africanos y sus descendientes suficiente como para generar una expresión cultural original-, y la murga, hija de los imigrantes gaditanos, así como otras formas del carnaval de clara influencia itálica, que se focalizaron en Montevideo por tener la concentración más fuerte de inmigrantes. Por otro lado del folklore criollo, sólo quedan los restos del canto popular de principios de los ochenta, hijo de la resistencia a la dictadura y que a mi modesto juicio en pos de un noble objetivo distorsionó demasiado las raíces criollas. Honestamente cuando veo alguna comparsa lubola fraybentina, se me aparece una expresión cultural tan transplantada como la cumbia colombiana o la plena portorriqueña.

No se si se puede reconstruir una cultura ríonegrense, pero si una del litoral, que incluye ambas márgenes del río Uruguay. El candombe y la murga me parece que no necesitan apoyos públicos. Si los carnavaleros en su organización son un despelote en todos lados es otra historia.

No es posible que por un lado se dramatice por la despoblación del campo y por otro se promuevan políticas públicas que dejan en un segundo plano la cultura del campo.

Si eso no se hace en el interior, seguro que en Montevideo no se va a hacer.

Obvio que con este planteo no quiero desmerecer el planteo. Sino tirar una línea de debate.

El otro punto, es que la construcción de políticas culturales no debe limitarse al Estado por un lado y a los actores culturales por el otro.

No me voy a extender, pero en particular en Fray Bentos hay más chances que en otras partes de conseguir fondos culturales de otras fuentes que no sean estatales. Eso está en la inteligencia y el desprejuicio de cada actor cultural.

Anónimo dijo...

No coincido con usted Oriental en tanto un hecho cultural es orgánico. Pensemos en el lenguaje, todo proceso cultural es pasible de ser desarrollado, fusionado y transmitido; al menos asi ha funcionado desde que el hombre inventó la forma de generar fuego. Amen de esto es insensato pensar procesos aislados en pleno SXXI, donde la circulación de información se realiza a escala planetaría. No obstante, sí, deberíamos contemplar nuestro criterio de trabajo con los datos y nuestra interpretación de la información; no podemos permitirnos comprender alambrando la realidad. Estoy diciendo que un árbol es más que un conjunto de hojas, ramas y un tronco, creo que el quid está en poder inteligir la complejidad de los procesos.

Coincido con usted en que falta educación sobre autogestión, esto es un hecho en donde el principal actor involucrado es el Estado, ya que nuestra escuela nos enseña mas sobre diciplina que sobre matemáticas, historia y lengua. También se trata de un sistema sanitario deficiente, ya que, hablar de autogestion es hablar de salud en su vertiente positiva. Ahora, creo que estamos hablando de derechos civiles (educación, trabajo, salud) que se han vuelto bienes de consumo en la medida en que se profundizan nuestras diferencias, impulsadas por un sistema de producción que genera oportunidades solo para quien las puede pagar.

Especificamente hablando sobre el carnaval, es ofensivo y amenazante que éste no integre la agenda de un gobierno público, fundamentalmente porque estamos hablando de un hecho cultural que nos identifica y pertenece desde la época precolombina, en fin, creo que para eso esta el area de cultura en el sector público; me resisto a creer que solo existe para generar primeros, segundos y terceros. Tampoco creo que sea sano pensarse afotunado por estar
en guatemala en vez de en guatepeor.

Hablando de folklore estimado Oriental, se extingen las manifestaciones agrarias en tanto solo van quedando estancias turísticas y eucalyptus. Esta dificil para ser paisano. Creo que las administraciones publicas han vulnerabilizado al sector agrario historicamente en nuestro país,actualmente las maestras se vienen a dedo los fines de semana porque no hay transporte desde el interior del interior. Es mas facil ir a montevideo que a Paso de los Mellizos, Greco o Sarandi de Navarro, en fin, es muy dura la situación del campo. La nueva es que la gente de pueblo que se rebuscaba plantando y criando animales, ahora se ve excluida de la tierra pagando en dolares para que un bicho paste o comprando carne congelada que viene desde young. Esto se lo debemos a la ley del mas fuerte.

Robert Urgoite

Anónimo dijo...

Estimado Robert:

Si como no, pensemos en el lenguaje. Tenemos en el habla de estas tierras muchas más incorporaciones italianas y africanas que de las hablas de estas tierras antes de la llegada de Solís. Esa es nuestra mochila cultural, no pasible de ser alterada mediante una mera especulación intelectual.

Quizás personalmente sea medio chapado a la antigua, pero soy de los que piensa que el Carnaval (etimológicamente latino y no precolombino) se desnaturalizó totalmente cuando dejó de ser una celebración de "cuatro días locos" para pasar a un asunto de todo el verano y luego de todo el año, con un altísimo nivel de comercialización. Que quiere que le diga, ver a la princesa d'Aremberg en las llamadas como que al menos a mi me da cosa. Y que el MEC ponga un sólo peso en eso no tiene el más mínimo sentido porque son manifestaciones que tienen clara capacidad de autofinanciación, y donde hasta el Paco Casal está metido.

Tampoco entiendo que en nuestro país apliquen las referencias carnavalezcas precolombinas. Ni el candombe ni la murga siquiera cuentan con incorporaciones culturales de formas precolombinas. Uno es africano y el otro es europeo. Y del carnaval de Oruro estamos muy lejos, geográfica y culturalmente. Y respecto a formas precolombinas que hayan influído en el carnaval uruguayo, honestamente no las conozco.

Es más, se puede precisar que el candombe tiene sus orígenes en Angola y la murga en Cádiz.

Respecto al campo, justamente por las razones que Usted expone, porque ya no se justifica que la gente viva en el campo, son necesarias imperiosamente políticas culturales públicas de rescate de tradiciones que se hunden en el tiempo y que se están perdiendo.

El Carnaval, -o más bien lo que actualmente se llama carnaval- creo que ha demostrado que no necesita para sustentarse que se gaste en el un sólo peso de los fondos culturales.

Preferiría que esos fondos se focalicen en la promoción de jóvenes talentos de la plástica o las artes en general, que tengamos a la orquesta del Sodre en gira por el interior, y la infinita cantidad de etcéteras que puedan aparecer.

Anónimo dijo...

Oriental:
Sinceramnete, pienso que existen muchos paradigmas derrumbados como para creer en lo inalterable. ¿Qué es lo que no se puede alterar?, ¿nuestra interpretación de la história?, ¿nuestras costumbres? Lo inalterable solo se sostiene dentro de posibilidades racionales abstractas, pero no como atributo o cualidad orgánica.

En cuanto al carnaval, creo que usted solo se refiere al concurso oficial de carnaval (me atrevería a decir que solo habla de Montevideo); el cual esta actualmente configurado desde una postura comercializante, es indudable que el Paco no necesita ayuda económica. Pero si pudieramos ver en el carnaval un vehiculo cultural de intervencion social, bueno, creo que deberíamos redifinir, recrear, reinvetar. El carnaval como manifestación cultural popular necesita un rescate al igual que el gaucho y el barrio. Creo que sería por demas pertinente que este tipo de enfoque complejo (sanitario-cultural-educativo) estuviera tambien impulsado y apoyado por el Estado.

Tampoco creo que arrivemos a buen puerto si salimos en busqueda de nuestra identidad tratando de ubicar estados puros. En la medida en que otras culturas participan en el proceso de formación de nuestra subjetividad, éstas dejan de ser otras para ser nuestras. Es decir, tambien somos Africa, España, Italia, etc; pero de una forma singular que es necesario comprender a traves de un método historizante y genealógico. Lo sensato sería que todos los modelos participen en la misma medida, entonces, no serían necesarios los vencedores ni los vencidos.

En cuanto a los origenes del carnaval, creo que se conservan varios rituales precolombinos recreados en lo que hoy conocemos como carnaval; como las mascáras, el disfraz, la música como religiosidad (re-ligar) hacia un dios pagano, etc. Es necesario contemplar el proceso de Sincretismo en latinoamerica para poder entrever influencias y no quedarnos solo en la estética. Mediante este proceso muchas de las costumbres precolombinas fueron absorvidas por el cristianismo y adquireron una estética europea.

Robert Urgoite

Anónimo dijo...

Estimado Robert:

Quizá en algún momento alguien estudie el fenómeno más a fondo. Para quienes curtimos años los carnavales de antaño eran una mezcla ecléctica que nada tenía de influencia afro y mucho de un aire de murga en la versión que hoy conservan las murgas portéñas.

La aparición de "llamadas" fraybentinas, como en otras ciudades del interior es un fenomeno totalmente nuevo a mi modesto juicio hijo de la globalización y de la televisión, y no de la reaparición de alguna herencia cultural perdida.

Es curioso, se critica el montevideanismo cultural, -lo cual comparto- y por otra parte se promueve que formas culturales montevideanas -que notoriamente reflejan una parcialidad de la montevideanidad- se implanten en un claro proceso de trasculturización, casi en términos de un subimperialismo cultural interno.

Eso va más allá de la comercialización del carnaval. Va en la implantación de formas culturales que arrasan con un substrato que se pierde irremediablemente.

En vez de formas culturales propias lo que se promueve es la copia. Cuidado, no es que se tengan que prohibir formas de expresión cultural. A nadie se le ocurriría prohibir el rock, la cumbia o el tango. Pero convengamos que en cada una de esas expresiones se sabe que no son expresiones de la fraybentinidad. En ese sentido el candombe es tan propio como tan ajeno.

Me preocupa es que en términos culturales no haya propuestas de rescate de la cultura que claramente nos identifica, o nos identificó de manera original. Y en mi modesta opinión esa debe ser una formulación activa de las políticas culturales públicas.

Por cierto que no quita que se fomenten otras expresiones, aunque vuelvo a reiterar que a mi juicio las derivadas del carnaval tienen capacidad de funcionar autónomamente sin soporte público.

En cuanto a la persistencia de formas precolombinas, me parece que en el río de la Plata son nulas, propio de las etnias de esta zona que nunca pasaron de la edad de piedra y se trasculturizaron a poco de la llegada del europeo y el africano.

Más al norte, de Tucumán para arriba, la historia es otra muy distinta, pero bueno estamos en Fray Bentos y me parece una artificialidad muy europeizada y culpabilizada, de inventar una herencia cultural que nada tiene que ver ni con la historia ni con la cultura en la cual estamos inmersos.

Nos guste o no los Canzani, Lafluf o Urgoite no denominaban a tribus originarias de estas tierras. Son originarios del otro lado del mar. Ni tampoco este lenguaje en el cual nos expresamos. Y no lo vamos a cambiar porque en términos culturales nos metamos en una toldería.

Anónimo dijo...

Estimado Oriental:

En principio creo que tanto usted como yo participamos de alguna manera de una preocupación que nos lleva a un trauma fundacional del Uruguay: la crisis identitaria. Estamos hechos de retazos, borrones y silencios. Lo que no comparto con usted es la denominación de memorias discretas funcionando como maquinarias bélicas. ¿Cuál es el mejor carnaval, el que recuerda usted o el que pienso yo?, ¿cuál es el más fraybentino?,¿dónde deberíamos buscar la fraybentinidad?, ¿en el Anglo? ¿en las costumbres agrarias? ¿Somos agrarios u obreros? Insisto, buscar identidades originarias en tanto modelos puros de uruguayismo o fraybentinismo es un camino que solo puede conducirnos a reproducir batallas y binchas de colores. Las tradiciones agrarias coloniales del interior sobreviven también impregnadas por costumbres europeas transplantadas por inmigrantes; hasta las vacas fueron traídas, también nuestra forma de cosechar, el alambrado, etc. La figura del "gringo" no es originaria de Montevideo y también es ampliamente reconocida por todo el interior, me atrevería a decirle que un peón rural y un esclavo colonial comparten de hecho, muchas variables dado su participación en el proceso productivo que los iguala a la vez que los diferencia como dos expresiones de lo mismo.

La globalización es un hecho que nos identifica, pienso que es pueril pensar en aislamiento. También pienso que globalización no implica necesariamente imposición ni copia; todo dependerá en ultima instancia del grado de responsabilidad (en tanto capacidad de responder; no asociado a la responsabilidad cristiana ligada al castigo y la culpa) que podamos generar los globalizados-globalizantes, incluso, para definir nuevas alternativas.
La guitarra del payador tiene encima unos cuantos siglos que preceden al payador, lo cual no implica necesariamente que con esa guitarra se generen payadas europeas. Imagínese que de pronto globalizamos educación en vez de basura, o que podemos globalizar comida, arte o salud.

En cuanto a que los charrúas estaban en la edad de piedra, es también una visión transplantada, sustentada en una interpretación positiva de la historia. Habría que ver como se llevaban los charrúas con la vida como para establecer un baremo, por lo que sé los charrúas no se morían de cáncer, ni sufrían desempleo, tampoco se morían en accidentes de tránsito. Ya el hecho de ser una tribu nómade, ubica a los charrúas como personas con una perspectiva compleja en relación al medio. Ellos eran nómades porque se entendían como depredadores, por lo tanto dejaban un tiempo de recuperación para que no se agotaran los recursos naturales. Quizás si pudiéramos interpretar el silenciamiento recuperaríamos buena parte de nuestra memoria.

Robert Urgoite

Anónimo dijo...

Robert,

De acuerdo, la crisis identitaria vaya que existe. Y la forma como cada uno la resuelve sin duda que esta asociada a las propias concepciones individuales.

En cuanto al carnaval, no me refiero al concurso oficial. Creo que ciertas expresiones que se pretende calificar de espontáneas, no son más que hijas dilectas de la globalización.

No es por una tradición oral que el candombe llega a Fray Bentos, una aldea fundada bastante después de la abolición de la esclavitud.

No se si alguien ha investigado la difusión del candombe en el interior, pero por tener algunos años se muy bien que hasta hace apenas 30 años era una expresión circunscripta a los barrios Sur y Palermo de Montevideo.

El candombe a Fray Bentos llega desde Montevideo vía la televisión, o sea es un típico producto de la globalización. Si después se quiere construir un relato ideologizado que tranquilice a las culpabilizadas conciencias políticamente correctas es otra historia, pero son hechos que no resisten la más mínima investigación histórica.

Yo le acepto que no hay pureza en las identidades, en un mundo que los hombres y la cultura tienen una movilidad impensable hace apenas tres décadas.

Pero no se, quizás un buen sinceramiento con nuestra historia y nuestra cultura sea bastante más saludable que construcciones épicas que a poco de escudriñarse se revelan de extrema fragilidad.

Por otra parte, caracterizar a los charrúas como de la edad de piedra es un hecho objetivo, así como que alcanzaron un estadio de desarrollo cultural bastante inferior a otras civilizaciones de nuestro continente. No me parece que hacer esta constatación sea un demérito para nadie. Si quizás, me permito hacer una crítica sobre cierto relato que sobrevalora el desarrollo cultural alcanzado por estas etnias, así como su impacto en la herencia cultural de esta parte del continente. El hecho es que en esta parte del mundo la influencia fue muy limitada y lo poco que persistió como herencia cultural fue a través del gaucho, que como bagaje hoy es cada vez más desconocido por los actores de las políticas culturales.

En cuanto a los charrúas, como los criollos y europeos de su tiempo tenían una esperanza de vida que no llegaba a los cuarenta años. En los estadios actuales de desarrollo es síntoma de indigencia extrema. Seguramente no se morían de cáncer, ni de colesterol alto ni de stress, porque en promedio se morían mucho antes. En ese sentido cualquier desempleado fraybentino de hoy vive bastante mejor que un cazador recolector de estas tierras de hace medio milenio.

Anónimo dijo...

Estimado oriental:
Creo que el debate se ha vuelto redundante. Solo quiero hacer algunas observaciones, usted afirma que la crisis identitaria se resuelve desde "las propias concepciones individuales", le pregunto:¿còmo se nutren dichas concepciones? ¿acaso la individualidad no es también una imagen creada socialmente?.

En cuanto a la televisiòn, no es un producto de la globalizaciòn, es un producto universitario que se degenerò en tanto fue siendo significada y sutentada mediante un sistema de producciòn neoliberal que solo genera herramientas de consumo.
Que el candombe llega a travès de la tv no significa nada en sì mismo, al igual que la tradiciòn oral; mediante tradiciòn oral seguimos aprendiendo que Colòn descubriò America. La cultura es herramienta.

En cuanto a las afirmaciones: "hechos objetivos" y "desarrollo inferior a otras culturas", creo que usted reafirma mi observación sobre su modo positivista de interpretar la historia. El objeto es insustanciable sin un sujeto que lo sotiene. Objeto etimologicamete significa puesto delante, ¿delante de quién? de un sujeto que lo identifica, que lo conceptualiza, y a ese sujeto no le queda otra que vivir en un medio (politico, económico, social), entonces, el objeto no es tan atemporal y descontextuado como usted piensa ya que para ser necesita de un sujeto que esta transversalizado culturalmente.


Robert Urgoite