“El derecho a la salud” por Georgina Rodríguez. Revista América XXI
15 mil personas recuperaron la vista gracias al programa de salud Nos tenemos que ver
Cooperación: cerca de 15 mil personas de bajos recursos recuperaron la visión gracias al Programa de Salud Operación Milagro, que en Uruguay adoptó el nombre de Nos tenemos que ver. “Para cada uno de ellos, recuperar la visión ha tenido la misma magnitud de integración e inclusión social que aprender a leer y a escribir”, dijo Ana Olivera, subsecretaria del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) en entrevista con América XXI. Desde 2008, en el Centro Oftalmológico José Martí se realizan entre 40 y 60 intervenciones diarias. La cooperación cubana incluyó, además de los recursos humanos, la donación del equipamiento para hacer posibles las intervenciones quirúrgicas.
“El Programa nació para cubrir una deuda social, ya que muchos uruguayos no tenían acceso a las operaciones de cataratas. Aquí siempre hubo una idea de que la salud ocular era un lujo. Una operación de cataratas sale 1.500 dólares y las lentillas cuestan 300 dólares”, detalló en entrevista con América XXI, Ana Olivera, subsecretaria del Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay. Con la asunción del presidente Tabaré Vázquez se restablecieron las relaciones diplomáticas entre Cuba y Uruguay. En octubre de 2005, la visita al país de Yiliam Jiménez, encargada de la cooperación internacional de Cuba, fue decisiva para la implementación de la Operación Milagro. El ofrecimiento por parte del gobierno cubano de beneficiar con cirugías gratuitas a personas de bajos recursos con problemas oculares fue canalizado a través del Programa Nos tenemos que ver, coordinado por el Ministerio de Salud Pública (MSP) y el de Desarrollo Social (Mides).
En el transcurso de 15 días se instaló la primera brigada cubana, integrada por tres médicos oftalmólogos. Además, se realizaron pesquisas a los beneficiarios del Plan de Emergencia, instrumentado por el Mides, que ayudó a personas con problemas socioeconómicos, y 20 pacientes uruguayos viajaron a Cuba para recuperar la visión. La selección recayó en aquellos que habían declarado tener dificultades para insertarse en el mundo laboral o que ya habían perdido el trabajo porque tenían cataratas. “Tanto tiempo esperé para recuperar la vista y la operación duró sólo 15 minutos”, dijo Nadia, quien al retornar al país vio por primera vez a su nieta de seis meses.
Rápidamente “la lista creció a medida que se incorporaron los pacientes de Salud Pública. De todos lados del país viajaron a Cuba”, enfatizó Olivera. Entre octubre de 2005 y septiembre de 2007, casi dos mil personas recuperaron la vista al ser intervenidos en la Isla. Entre los beneficiarios del Programa se encuentran escolares carenciados, clasificadores de residuos, trabajadores de servicios, jubilados, artesanos, amas de casa e incluso bebés. “Lo que comenzó con el desafío de ‘en 15 días arrancamos’, pasó a ser una realidad: cada dos semanas se iba un avión completo de pacientes y acompañantes ”, dijo Olivera. Simultáneamente se comenzó a recorrer el país detectando pacientes con cataratas y, en 2006, en el marco de la Comisión Mixta Uruguay-Cuba, se firmó el compromiso de continuar con esta tarea y de crear las condiciones para la instalación del primer centro oftalmológico público en Uruguay con carácter regional. “Entre ver y no ver existe la diferencia entre la indigencia o las posibilidades de trabajar”, explicó Marina Arismendi, ministra de Desarrollo Social.
Del Saint Bois al José Martí
El Centro Oftalmológico José Martí comenzó a funcionar en febrero de 2008 tras la remodelación del Centro Hospitalario del Norte, conocido antiguamente como Hospital Saint Bois, ubicado en la zona Norte de Montevideo. Allí, 120 personas, entre ellos cinco profesionales cubanos y 18 uruguayos, bajo la dirección del MSP, en coordinación con el Mides, la Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel) y el Banco de Previsión Social (BPS), atienden gratuitamente a pacientes provenientes de la salud pública y jubilados y pensionistas afiliados al BPS con ingresos inferiores a 19 mil pesos uruguayos (cerca de 800 dólares). “Este hospital apunta a erradicar las cataratas, una causa de ceguera que es reversible”, indicó el doctor Yamandú Bermúdez, director del Centro José Martí en diálogo con América XXI. “Tenemos un promedio de operaciones que va de las 40 a las 60 intervenciones diarias”. La cooperación cubana en esta nueva etapa incluyó, además de los recursos humanos, la donación del equipamiento para hacer posibles las intervenciones quirúrgicas.
Los servicios que presta el Centro están en el área de la oftalmología general. Bermúdez informó que el hospital “no tiene servicio pediátrico; pero sí estamos en vías de concretar un Departamento de Cirugía Vitrioretinal, que requiere la dotación de recursos humanos altamente especializados, porque es una cirugía más compleja”. La atención del Hospital de Ojos aún no está dirigida a toda la población en general sino a los usuarios de la Salud Pública. “Producto de convenios, estamos cubriendo a jubilados y pensionistas que cobran hasta 19 mil pesos”, expresó Bermúdez. Esto se debe a que la Organización Nacional de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (Onajpu) cedió un local de Montevideo que se conoce como Tarará Prado, y los locales del interior del país son facilitados para hacer análisis a los pacientes de esas localidades. También se están beneficiando con el Programa los funcionarios policiales, y se está buscando ampliar la atención a los militares y a un sector de los profesionales universitarios. Además, existe un convenio con una cooperativa, que reúne a todas las cooperativas de transporte urbano de Montevideo, “que nos ha permitido traer los pacientes que vienen del interior”, explicó Bermúdez.
Por el hospital, y entre las actividades realizadas dentro y fuera, han pasado 130 mil pacientes, destacó el director del Centro Oftalmológico. “Allí se han realizado 12.500 procedimientos quirúrgicos y el 26 de julio llegamos a las 10 mil tratamientos de cataratas. Esa fecha es muy importante porque se cumplen 50 años de la Revolución Cubana”. A esto se suman dos mil personas que viajaron a Cuba, lo que da cerca de 15 mil personas que han recuperado su vista. Para Bermúdez, en Uruguay tendrá lugar un fenómeno sin precedentes: llegar a la operación de 10 mil cataratas en un año y medio. “Nosotros estamos muy orgullosos con este logro y recibimos constantemente demostraciones de afecto y cariño”, añadió el Director del Centro José Martí.
“La decisión de poner el hospital al servicio de la gente fue tomada durante el gobierno del doctor Tabaré Vázquez”, recordó Bermúdez. “Esto da para mucho más. Está planteado traer gente de la frontera con Brasil y además se proyecta instalar un hospital similar en Carmelo (localidad que limita con Argentina)”, destacó el médico. “Para mucha gente fue difícil entender los motivos de la ayuda del pueblo y del gobierno cubano. Pero así como en 2002 tras la explosión de la crisis, las reservas de solidaridad de los uruguayos evitaron que viviéramos lo que vivieron otros pueblos hermanos, nosotros siempre recibimos la solidaridad de Cuba”, dijo Ana Olivera.
La subsecretaria del Ministerio de Desarrollo Social considera que la solidaridad “tiene que ver con un valor que cultivan los cubanos y está vinculado a la tarea que realizamos día a día en el Mides. Le llamamos ‘campaña de valores’ a la promoción de la solidaridad, el respeto y el desarrollo del ejercicio de los derechos”. Asimismo agregó que todas las personas que accedieron a la operación gratuita, “lo hicieron porque tienen derecho. El Gobierno tiene la obligación de velar por la salud. En este caso el Estado fue ayudado por otro pueblo y otro gobierno para poder hacerlo”. Muchas de las personas que fueron operadas habían perdido la esperanza de volver a ver. “Entre ese niño que lo primero que dijo fue: ‘el mar es azul’ y esa abuela que por primera vez pudo ver a su nieta de seis meses, entre ver y no ver hay 15 minutos de diferencia”, expresó la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi.
Recuperar la visión y el trabajo
“Ya me había dado por vencido”, relató a América XXI Juan Carlos Díaz, uno de los primeros beneficiarios del Programa Nos tenemos que ver. Díaz viajó a Cuba con sólo un bolso de mano y volvió con su vista recuperada. “Estaba dejando de ver y pensaba que me iba a quedar ciego. Soy chofer y lo único que sé hacer es manejar. En la mutualista me diagnosticaron cataratas en el ojo izquierdo y la operación me costaba 1.800 dólares. Tuve que optar por renunciar a mi trabajo y perder 10 años de mutualismo (sociedades privadas de atención médica). No tenía ingresos y me inscribí en el Plan de Emergencia para cobrar el subsidio. Entonces un día llamé al Mides para explicar mi situación. En menos de una semana recibí la llamada del doctor Gerardo Lorbeer, para proponerme viajar a Cuba. ‘Con tal de ver voy al desierto’, le dije. A los dos días tuve una consulta con los médicos cubanos en el Hospital Saint Bois, me confirmaron la patología y a los cuatro días estaba viajando a Cuba. La operación duró entre ocho y 10 minutos. Me cambió la vida. Pero después de recuperarme tuve inconvenientes para conseguir trabajo. Me puse en contacto una vez más con el doctor Lorbeer, le planteé la situación y me sugirió que formara una cooperativa de choferes. Hoy con esta cooperativa trabajamos para el Mides”.
Desde Montevideo, Georgina Rodríguez
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