jueves, 10 de septiembre de 2009

DEMIR PEREIRA

VIOLENCIA DOMESTICA I
Cuando no la pasamos bien

A lo que no se animó la mujer, durante años, y hoy lo hace. Perder el miedo a denunciar, perder el miedo a la exposición pública, cuando llega a la Comisaría Especializada.

La violencia doméstica, aparece como un tema de mujeres y que sólo se trata entre mujeres, pero que involucra a toda la sociedad.
La Unidad Especializada de la Jefatura de Río Negro, -ex Comisaría de la Mujer-, que desde el 16 de abril del año 2004, a cargo de la Sub Oficial Mirtha Barrientos, funciona en la ciudad de Fray Bentos, desde hace unos meses, trabaja bajo esta nueva designación.
La apertura de aquella comisaría, fue criticada por la propia comunidad, que argumentó -en detracción- que se esperó a su conformación para denunciar casos. Lo que no se sabía es, que ese tipo de denuncias se radicaba en las seccionales policiales, cuando se carecía de una ley específica y la denuncia era más bien genérica.

“Lluvia de casos”
Es la frase con la que la Sub Of. Barrientos, calificó los comienzos de la unidad de Río Negro. Anteriormente los imputados por violencia doméstica eran juzgados por lesiones o lesiones graves, hoy de acuerdo a la nueva ley, quedan compendiadas otras cosas que antes no se preveían y que ahora se tratan.

Nuestra ciudad –Fray Bentos- no está excluida del territorio, al inicio, el número de denuncias fue en aumento, sin exclusiones de ninguna índole, hasta que se estabilizó en cuanto a casos.
Generalmente los casos que ocurren en nuestra ciudad, se mantienen en número similar –si de cifras anuales hablamos- las edades son variadas, desde adolescentes a personas mayores, “no sólo por violencia doméstica, también por violencia familiar”

En la Unidad Especializada de Fray Bentos, se recibe a diario alguna denuncia, por parte de víctimas de violencia. Dentro de los casos –destaca Barrientos- se encuentran ante personas que llegan en un estado de angustia profunda, generalmente porque desde hace mucho tiempo están siendo abusadas por sus victimarios y ha pasado mucho tiempo para tomar la decisión de la denuncia.

Acostumbradas, educadas culturalmente, para “estar casadas para siempre”, en más de una oportunidad llegan con sus hijos, indefensas. Respetan cánones que la propia sociedad establece, y aparece la relación de poder en la pareja, donde puede más el que gana más y el que impone sus ideas y hay que respetar, situación en que la mujer indirectamente acepta la violencia.

30 de Agosto de 2009
Fray Bentos
Demir Pereyra

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