Aporte de los compañeros
Publicado en Brecha, 19/IX/2008
Estela Acosta y Lara, Alma Bolón, Carlos Hipogrosso, Miguel Peirano
http://www.fenapes.org.uy/bolets/bol_29/p9.htm
Me lo recetó el presidente
El propósito de este artículo es ofrecer una opinión discordante sobre el plan Ceibal, plan que ha suscitado una unanimidad pública casi milagrosa en el sistema político y en la sociedad uruguaya. Inclusive enconados opositores al gobierno, como Lacalle, utilizan el plan Ceibal para alardear de una ecuanimidad que les permite admitir "lo bueno del rival".
La unanimidad es tal, que quienes tienen reparos no los manifiestan ante el riesgo de quedar como apóstatas. O, simplemente, de quedar hablando solos, como pasó con la Asamblea Técnico Docente de Primaria realizada en mayo de 2007, cuyo pronunciamiento en contra del plan Ceibal no tuvo repercusión de ningún tipo. Otras manifestaciones de la discrepancia aparecieron en ámbitos de alcance restringido .
Ante esta amenaza de condena, los autores de estas líneas declaramos no ser tecnofóbicos, servirnos de computadoras y otras tecnologías (desde la escritura alfabética en adelante) y querer a los niños.
Entonces, ¿de dónde proviene una unanimidad tan compacta? Proviene, en primer lugar, de la alegría que despierta entregar un regalo a un niño, tanto más si se trata de un objeto sofisticado. En segundo lugar, este regalo viene con una promesa: eliminar la pobreza a través de la reducción de la brecha digital, que se abre cual zanja que obstaculiza la inclusión social. En tercer lugar, gravita la autoridad de mano santa de un presidente cuya palabra es receta médica que ni siquiera sus opositores se atreven a contradecir.
Quizás sea bueno recordar que el propósito de la enseñanza no es precisamente alegrar a los niños, para eso están Los Reyes. Tampoco se trata de entristecerlos: cualquiera sea su propósito, no es ni una cosa ni la otra. La insistencia en el carácter de obsequio de un juguete, ¿en qué medida oculta el hecho de que aprender no es un juego de teclas, sino que requiere esfuerzo? La dádiva, plástica y tecnológica, termina sugiriendo el plúmbeo anacronismo del maestro y del libro. Este efecto es potenciado por la tendencia de los contenidos curriculares a ser presentados en un formato lúdico , como si la liviandad fuera la garantía para el aprendizaje. Cualquier sospecha de que el esfuerzo también puede ser fuente de placer queda, por ende, erradicada.
En cuanto a la inclusión social: ¿qué poderes mágicos debe tener una computadora para transformar un sistema educativo que nos ha fallado en su propósito de dar a todos igualdad de oportunidades? ¿Cuánto hay que haber fetichizado un objeto tecnológico para esperar tales resultados? ¿Cómo suponer que la máquina remediará la falla de una escuela, gratuita y obligatoria, que no pudo hacernos iguales a través del conocimiento? Por cierto, no será la abusiva metáfora de la "alfabetización digital" quien responda esta pregunta. Por el contrario, habría que preguntarse si, a esta altura, no hay más analfabetos a secas que "analfabetos digitales", dada la facilidad de acceso a computadoras (aulas de informática en Primaria, centros MEC, cybercafés, hogares, etc.) y dada la concepción "amigable" de los programas informáticos que, basándose cada vez más en lo icónico y en aplicaciones crecientemente específicas, alcanzan una simplicidad "democrática". Esta expansión se complementa con el marcado retroceso en el aprendizaje de la lectura y de la escritura: la alfabetización a secas es un proceso mucho más complejo, una alta tecnología mucho más potente que la simple interacción con un dispositivo.
Ahora bien, ¿de dónde provienen las ideas correctas? ¿Emanan de un debate parlamentario? ¿Surgen de una inquietud de la comunidad educativa? En el caso que nos ocupa, provinieron del menguado recetario presidencial, a tal punto que el plan de informática y multimedia que el CODICEN ya tenía preparado y financiado para el año 2006 sucumbió sin una queja ante la inspiración mayestática.
Según el habitual estilo autoritario, incrementado en este caso por la falta de competencia en el tema, se dio por bueno lo que es una mera (y costosa: 60 millones de dólares -un tercio del presupuesto de Primaria- durante el primer año, y 15 millones en los siguientes) ocurrencia. Prueba de esto es que las "evaluaciones" -a modo de ornamento políticamente correcto- son posteriores al anuncio de un cronograma que nos compromete a todos con la inminente universalización del plan, con independencia de los copiosos peritajes a los que pueda ser sometido durante su ejecución. Dicho de otro modo: primero, Tabaré Vázquez decidió plegarse al programa OLPC de N. Negroponte, después, una serie de técnicos deben abocarse a "hallar razones convincentes" (sic) a esta adhesión.
El propio peso de la encíclica presidencial dio por contestadas una serie de preguntas que nunca llegaron a ser formuladas, como corresponde al proceder por hechos consumados. Por ejemplo, qué hacer ante la enorme fuente de expectativas que, pensamos, terminará siendo una nueva fuente de frustración, vista la desproporción entre la promesa y lo que, hasta los más optimistas, podrían esperar de "una laptop por niño".
1 Por ejemplo: Gabriela De Boni, "Sean los orientales tan informados...", publicado en Boletín de A.D.E.S. de marzo de 2007 y disponible en criticaresfacil.info/plan-caibal-de.boni.pdf; Miguel Peirano, "Cada laptop con su escolar" en www.apc.org/es/news/cada-laptop-con-su-escolar.
2 Ver suplemento de educación de Brecha del 17/VII/2008.
3 Véase: "En muchos casos, la implementación de proyectos que involucran el uso de laptops en la escuela, a través de una modalidad 1:1, responde más a acompañar una tendencia global que a la necesidad de dar respuesta a una situación específica detectada por los sistemas educativos. Este hecho vuelve absolutamente impostergable la necesidad de embarcarse en evaluaciones serias de estos modelos, de modo de poder hallar razones convincentes que justifiquen preferir el uso de laptops en modalidad 1:1 por sobre otros formatos como, por ejemplo, la instalación de laboratorios con computadoras más potentes, o el ubicar una o más de estas en las aulas." Plan Ceibal – UNESCO Uruguay en la sociedad del siglo XXI - referencia: http://www.ceibal.edu.uy/gobiernoelectronico/pdf_libro/Libro_CEIBAL_en_la_sociedad_del_siglo_XXI.pdf/Libro_CEIBAL_en_la_sociedad_del_siglo_XXI.pdf
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