4) La realidad no es inmediata ni pura.
Es una ilusión empirista la de considerar que a la realidad la vamos a conocer si vamos a los barrios y le ponemos un micrófono a la gente. Los medios eligen la realidad y son ellos quienes la construyen, “la noticia es una construcción político-cultural” dice el periodista de Brecha Raúl Zibechi.Los programas de radio amplifican la realidad que les preocupa a ellos, a sus intereses, a sus problemas. El legado de la dictadura fue el silencio sobre los problemas y espacios públicos, una gran indiferencia hacia lo colectivo, hacia la participación y resolución de los problemas de la gente a través del debate, una privatización de lo público, donde se hizo público lo privado.
Informaciones que pasan sin mayores análisis científicos, problemas en nuestra interpretación de la historia de Fray Bentos, malas lecturas del pasado y criterios de evaluación de esta gestión poco relevantes, una cantidad importante de informaciones nuevas y que transitan con gran velocidad desde noticieros locales, nacionales e internacionales ( Internet, cable, etc), o la ausencia de educación y cultura para interpretar los hechos de forma autónoma, contribuyen a que no prioricemos lo necesario de lo accesorio en los mensajes que recibimos, generándose la mayoría de las veces una sobrecarga de información sobre hechos secundarios poco relevantes. La sobrecarga puede ser vista como un consumo excesivo de información redundante y superflua.
Se necesitan interlocutores de la realidad para seleccionar la gran cantidad de informaciones que surgen. Los periodistas barren lo que sirve para la gente y lo que no sirve según sus criterios personales. Son los periodistas quienes establecen qué es publicidad y qué es información proveniente de la Oficina de Prensa y Propaganda de la IMRN. Son ellos quienes determinan la jerarquía y relevancia de los hechos que ocurren en la vida cotidiana de la gente.
En diciembre los intereses pasaron por la campaña electoral de cara a la IMRN, la instalación de una segunda planta de celulosa o la inseguridad provocada por “delincuentes juveniles” en la rambla (otra vez). En todos estos casos los medios locales han construido la realidad actual montando una imagen pública respecto a quienes están en contra de la instalación de la planta (construcción realizada desde hace varios años con el rechazo a la protesta y la disidencia de quienes estuvieron en contra de la instalación de Botnia), o a los jóvenes que automáticamente se asocia a problemas (construcción cultural y gerontocrática de nuestro país), o a quienes tienen más o menos posibilidades de llegar a la IMRN (informaciones basadas en rumores, especulaciones y opiniones de “todo logos”).
Los periodistas forman parte del campo político y tienen la posibilidad en “el juego político” de imponer los anteojos para que la gente vea y crea de determinada manera. Los periodistas forman parte de la campaña electoral por una opción de derecha cuando se pide “mano dura” a los problemas de inseguridad social. Al acompañar estas respuestas están legitimándolas y están construyendo una realidad que inevitablemente, al construir esos “problemas” de forma descontextualizada, también construye sus “respuestas” represivas sin posible ubicación lógica.
Los medios parecen no tener memoria, padecen de amnesia, viven en un presente perpetuo, sin pasado ni futuro, donde las informaciones que se generan permanentemente en el día a día parecen no tener relación una con la otra. (Esta es una característica cultural en la valoración del tiempo en sociedades posmodernas que explica la derrota del voto por la anulación de la ley de caducidad). Por otro lado, no es necesario manifestar el voto a favor de determinado candidato para hace campaña por un partido político: “la ideología es invisible”.
Con mucho más respeto y poca aventura algunos periodistas suelen hacer preguntas a los integrantes de la aristocracia mientras que, cuando viene un sindicalista se vuelven “jugados” y prueban intervenciones incisivas. Esto es una clara expresión y posición de clase, de la clase dominante sobre la clase dominada. El periodismo, en algunos casos, es un instrumento de la clase dominante (de la burguesía comercial). La policía y la justicia, según interpretaciones marxistas, también.
5) “Chivos expiatorios” que sirven para alejar males.
Uno de los recursos más utilizados durante este tiempo fue la demonización o satanización como técnica retórica e ideológica de desinformación. El trabajo consistió en presentar a colectividades sociales y políticas como malas y nocivas para el desarrollo o “progreso” del pueblo. La Vertiente Artiguista ha sido catalogada como “tranca ruedas” de la gestión del Intendente, por presentar críticas y abrir el debate sobre temas puntuales como el de la vivienda. El Plenario Intersindical de Río Negro fue marginal izado en su momento por estar en contra de la instalación de la papelera Botnia. En todos estos casos se han invalidado discursos que no pertenecían a la construcción de un “nosotros” mayoritario fraybentino, y se los ha expulsado de forma violentamente simbólica.
Por otro lado, también constatamos la presencia de “chivos expiatorios” que sirven para alejar los males, para echarle la culpa de todos los problemas del departamento disimulando las dificultades más profundas que se deberían discutir y no se han resuelto. Chivos expiatorios de moda en los últimos tiempos: la droga, los piqueteros, los menores, la gente que no quiere trabajar, los sindicatos que protestan mucho, los ediles, los sectores políticos que viven criticando y blasfemando la acción de un Intendente “comprometido con su gente”.
Matías Miñán
Es una ilusión empirista la de considerar que a la realidad la vamos a conocer si vamos a los barrios y le ponemos un micrófono a la gente. Los medios eligen la realidad y son ellos quienes la construyen, “la noticia es una construcción político-cultural” dice el periodista de Brecha Raúl Zibechi.Los programas de radio amplifican la realidad que les preocupa a ellos, a sus intereses, a sus problemas. El legado de la dictadura fue el silencio sobre los problemas y espacios públicos, una gran indiferencia hacia lo colectivo, hacia la participación y resolución de los problemas de la gente a través del debate, una privatización de lo público, donde se hizo público lo privado.
Informaciones que pasan sin mayores análisis científicos, problemas en nuestra interpretación de la historia de Fray Bentos, malas lecturas del pasado y criterios de evaluación de esta gestión poco relevantes, una cantidad importante de informaciones nuevas y que transitan con gran velocidad desde noticieros locales, nacionales e internacionales ( Internet, cable, etc), o la ausencia de educación y cultura para interpretar los hechos de forma autónoma, contribuyen a que no prioricemos lo necesario de lo accesorio en los mensajes que recibimos, generándose la mayoría de las veces una sobrecarga de información sobre hechos secundarios poco relevantes. La sobrecarga puede ser vista como un consumo excesivo de información redundante y superflua.
Se necesitan interlocutores de la realidad para seleccionar la gran cantidad de informaciones que surgen. Los periodistas barren lo que sirve para la gente y lo que no sirve según sus criterios personales. Son los periodistas quienes establecen qué es publicidad y qué es información proveniente de la Oficina de Prensa y Propaganda de la IMRN. Son ellos quienes determinan la jerarquía y relevancia de los hechos que ocurren en la vida cotidiana de la gente.
En diciembre los intereses pasaron por la campaña electoral de cara a la IMRN, la instalación de una segunda planta de celulosa o la inseguridad provocada por “delincuentes juveniles” en la rambla (otra vez). En todos estos casos los medios locales han construido la realidad actual montando una imagen pública respecto a quienes están en contra de la instalación de la planta (construcción realizada desde hace varios años con el rechazo a la protesta y la disidencia de quienes estuvieron en contra de la instalación de Botnia), o a los jóvenes que automáticamente se asocia a problemas (construcción cultural y gerontocrática de nuestro país), o a quienes tienen más o menos posibilidades de llegar a la IMRN (informaciones basadas en rumores, especulaciones y opiniones de “todo logos”).
Los periodistas forman parte del campo político y tienen la posibilidad en “el juego político” de imponer los anteojos para que la gente vea y crea de determinada manera. Los periodistas forman parte de la campaña electoral por una opción de derecha cuando se pide “mano dura” a los problemas de inseguridad social. Al acompañar estas respuestas están legitimándolas y están construyendo una realidad que inevitablemente, al construir esos “problemas” de forma descontextualizada, también construye sus “respuestas” represivas sin posible ubicación lógica.
Los medios parecen no tener memoria, padecen de amnesia, viven en un presente perpetuo, sin pasado ni futuro, donde las informaciones que se generan permanentemente en el día a día parecen no tener relación una con la otra. (Esta es una característica cultural en la valoración del tiempo en sociedades posmodernas que explica la derrota del voto por la anulación de la ley de caducidad). Por otro lado, no es necesario manifestar el voto a favor de determinado candidato para hace campaña por un partido político: “la ideología es invisible”.
Con mucho más respeto y poca aventura algunos periodistas suelen hacer preguntas a los integrantes de la aristocracia mientras que, cuando viene un sindicalista se vuelven “jugados” y prueban intervenciones incisivas. Esto es una clara expresión y posición de clase, de la clase dominante sobre la clase dominada. El periodismo, en algunos casos, es un instrumento de la clase dominante (de la burguesía comercial). La policía y la justicia, según interpretaciones marxistas, también.
5) “Chivos expiatorios” que sirven para alejar males.
Uno de los recursos más utilizados durante este tiempo fue la demonización o satanización como técnica retórica e ideológica de desinformación. El trabajo consistió en presentar a colectividades sociales y políticas como malas y nocivas para el desarrollo o “progreso” del pueblo. La Vertiente Artiguista ha sido catalogada como “tranca ruedas” de la gestión del Intendente, por presentar críticas y abrir el debate sobre temas puntuales como el de la vivienda. El Plenario Intersindical de Río Negro fue marginal izado en su momento por estar en contra de la instalación de la papelera Botnia. En todos estos casos se han invalidado discursos que no pertenecían a la construcción de un “nosotros” mayoritario fraybentino, y se los ha expulsado de forma violentamente simbólica.
Por otro lado, también constatamos la presencia de “chivos expiatorios” que sirven para alejar los males, para echarle la culpa de todos los problemas del departamento disimulando las dificultades más profundas que se deberían discutir y no se han resuelto. Chivos expiatorios de moda en los últimos tiempos: la droga, los piqueteros, los menores, la gente que no quiere trabajar, los sindicatos que protestan mucho, los ediles, los sectores políticos que viven criticando y blasfemando la acción de un Intendente “comprometido con su gente”.
Matías Miñán
Foto: Marco Russo
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