martes, 19 de enero de 2010

Matías Miñán: AYTI "Flor de la tierra alta", siete puntos para comprender la tragedia de nacer en Haití

La EDITORIAL Heteroismo pide disculpas por demorar en la publicación del artículo de Matías Miñán. Una versión anterior de este, va a ser eliminada de la página de FACEBOOK, reproduciendo sus comentarios originales en un nuevo enlace. Publicamos aquí una versión corregida por estos editores con un seguimiento de su autor.


1) Es lamentable la forma en que se nos presenta y nos hacemos conscientes de las injusticias y contradicciones que el sistema capitalista genera en el mundo. Haití sufre los problemas más graves y agudos de pobreza crónica (el más pobre y desigual del continente con 200.000 “niños esclavos” en Puerto Príncipe). De los 9 millones de habitantes, el 80% es pobre y la mitad es indigente. Su esperanza de vida no sobrepasa los 60 años y están por debajo de Madagascar en el índice de desarrollo humano. En las imágenes se puede observar la realidad de un país africano perteneciente al “quinto mundo”, pero en América. El 95 % de su población es negra afro descendiente, en su mayoría practicantes del vudú. Esta creencia y conocimiento religioso fue motivo de unión para los negros esclavos que protagonizaron la primera revolución libertaria de América ante los colonos franceses propietarios de esos dominios cedidos por los españoles. “Ayti” como le decían sus habitantes originarios fue de las primeras tierras que Colón usurpó en 1492 con el nombre “La española”.

2) Fidel Castro recuerda la lucha de este pueblo desobediente: “Fue el primer país en que 400 mil africanos esclavizados y traficados por los europeos se sublevaron contra 30 mil dueños blancos de plantaciones de caña y café, llevando a cabo la primera gran revolución social en nuestro hemisferio. Páginas de insuperable gloria se escribieron allí. El más eminente general de Napoleón fue derrotado. Haití es producto neto del colonialismo y el imperialismo, de más de un siglo de empleo de sus recursos humanos en los trabajos más duros, de las intervenciones militares y la extracción de sus riquezas”.

3) Tierra de huracanes y de intensas lluvias. La deforestación de su área rural ha llevado a que la gente emigre a la ciudad tras políticas neoliberales impuestas por quienes hoy ayudan con millones de dólares. Su población crece y crece a pasos gigantes en Puerto Príncipe, donde el sismo causó estragos derrumbando miles de casitas pobres y hacinadas, cual si fuera una torre de naipes. Los habitantes de la “Flor de la tierra alta” no solamente mueren a causa de desastres naturales sino de desastres naturalizados. Todos los días en este mundo individualista, mercantilista, egoísta e indiferente, mueren haitianos de hambre, de SIDA o de enfermedades curables, problemas que se solucionan con mejores condiciones de vida que surgirían con la superación del capitalismo por el socialismo, lo que implicaría menor dependencia a las remesas y a la “ayuda” extranjera, etc. Con una mayor atención de los medios de comunicación a la urgencia humanitaria, que este país enfrenta, se puede presionar para que la ayuda internacional de las Naciones Unidas no consista únicamente en intervenciones y controles militares que pretenden cooperar para la paz, sin comprender realmente su trama histórica, política, económica, social y cultural.

4) Tierra de luchas permanentes entre los colonialistas e imperialistas: españoles, franceses y yanquis han metido la mano y le han cobrado su derecho a independizarse. En la escuela nos hablaron de un mundo civilizado, culto y desarrollado, y que aun hoy se sigue pregonando y poniendo como ejemplo para salir de nuestro supuesto infierno subdesarrollado latinoamericano. El comportamiento de los destructores del mundo en la reunión de Copenhague hace unos días atrás es una evidencia sobre la amnesia de los medios de comunicación de masas ya que las noticias son presentadas sin contexto y sin historia, sin pensamiento ni análisis. Dos discursos contradictorios e incompatibles quedan en evidencia en esta catástrofe mundial. Según Leonardo Boff “el discurso ecológico busca el equilibro de todos los factores, la sinergia con la naturaleza y el espíritu de cooperación” y, por otro lado, “el capitalismo rompe con el equilibrio al sobreponerse a la naturaleza, establece una competición feroz entre todos y pretende sacar de la Tierra todo lo posible, hasta que ésta no pueda ya sostenerse. Si asume el discurso ecológico... es para hacer lucro con él”.

5) Su idioma, sus manifestaciones populares y creencias religiosas demuestran la resistencia cultural de los haitianos a la imposición de la cultura hegemónica por parte de instituciones tradicionales que no lograron eliminar la identidad y la dignidad de este pueblo azotado por la maldición de haber querido ser libre. Los haitianos desconocen la democracia, la costumbre de solucionar los problemas a través del diálogo, la justicia social, la educación laica, gratuita y obligatoria ya que ni siquiera podían leer sus derechos, estaban en francés, cuando el idioma que habla la gente es el “creole” (criollo haitiano: mezcla de francés con lenguas africanas occidentales). Si el nivel de desarrollo humano (permitido por la hegemonía impuesta) es uno de los peores del mundo también se puede decir lo mismo sobre la ignorancia de su historia. Es tremendo por parte de los uruguayos no tener una noción mínima sobre Haití. Hay gente que está al tanto de los pormenores de la separación de Crhis Namús y no de la tragedia humana ambiental que mas muertos ha dejado en el continente.

6) ¡Y qué me importan a mí los haitianos! El ser humano es cada vez más indiferente, está mirando permanentemente su ombligo, el mundo es cada vez más ancho y más ajeno. No son gringos, señor, son haitianos. Son negros afro descendientes que practican la brujería, son pobres, son indigentes, son analfabetos, que no afectan mis intereses. Por naturaleza se creía que los negros eran vagos, inferiores, animales. Por naturaleza los invasores creían que un pueblo negro no se podía gobernar a sí mismo. Una minoría mulata o blanca controló a través de la violencia política a un 95% de negros que hablaban de libertad e igualdad en 1804. La mayor parte de su historia política ha tenido un presidente por año y lleva 23 constituciones en dos siglos de historia. ¿Qué pecado cometieron los haitianos? “Tierra maldita” dicen los meteorólogos, echándole culpas sobrenaturales a la mentalidad de su gente. Hacen eco en los prejuicios a su fama de “bestia negra”.

7) Creemos y pensamos que además de la ayuda a los damnificados se tendrían que adoptar otras respuestas a problemas que no se resuelven con 100 millones de dólares. La amnesia de los medios no podrá con el pueblo, si este tiene la oportunidad de conocer la otra historia que no contaron sobre españoles, franceses y yanquis en Haití y su explotación a la raza negra. “Las Venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano debería de ser un libro de lectura obligatorio en nuestra educación secundaria para empezar a generar mentes que piensen como personas libres y dejemos bibliotecas que sigan colonizando nuestra cabeza ya que generan el des conocimiento de nuestra propia historia e identidad latinoamericana. Pueblo negro, humillado, colonizado y saqueado. Pueblo querido y hermano, un abrazo solidario. Me despido con una vergüenza enorme de conocerte en estas circunstancias. Te veré pronto, lamentablemente si no tomamos conciencia de una ciudadanía global en tu próxima catástrofe.

Matías Miñán
Foto: Telesur
Foto : Obra del artista Egon Schiele

1 comentario:

Unknown dijo...

¿Tan simple será la cosa? Fray Bentos es Manhattan delante de Puerto Príncipe. Además, al capitalismo hay que endilgarle todas. Los Miñán se vinieron de Galicia y los Bertoni del Piamonte con una mano atrás y otra adelante. El capitalismo expulsaba hambrientos de Galicia y Piamonte. Hoy capitalismo mediante Galicia y Piamonte vuelan de prosperidad económica capitalismo mediante.

El mundo me parece que es un poco más complejo que este relato lineal y políticamente correcto. Es muy fácil quedar tranquilo con la conciencia.

Además, escribimos en español, comemos como los españoles, rezamos como los españoles y cantamos como los españoles. Nuestras diferencias con los españoles no pasan de las que se puedan encontrar de una región a otra de España. Tenemos que hacernos cargo de la usurpación que nos parió como nación. Descendemos de los usurpadores no de los usurpados. No nos podemos lavar las manos y pensar al español como el otro. El español somos nosostros. Y el usurpador también. A fuer de ser coherentes, esa línea argumental termina con un pasaje de regreso.